lunes, 28 de marzo de 2011

Con espíritu crítico

El pasado 7 de marzo entraba en vigor el nuevo y polémico límite de velocidad en autovías y autopistas estatales. Desde entonces, la máxima velocidad de circulación en estas vías para turismos y motocicletas es de 110 kilómetros por hora, dejando atrás los 120 a los que estaban acostumbrados los conductores. Esta medida, temporal, instaurada desde el Gobierno con el Real Decreto 303/2011, pretende aportar una solución ante las limitaciones energéticas dadas en la actualidad, principalmente por la constante y excesiva subida del precio del petróleo. Además, los conflictos en Libia han potenciado la nueva regulación por tratarse de un país proveedor de petróleo. En el caso de España, el 13% del crudo importado es de origen libio.

Ante esta situación, se generó un gran debate social entre los que consideraban que la reducción de velocidad estaba bien y fomentaba el ahorro de combustible, como propuso el Gobierno, y los que consideraban que era innecesaria y con afán recaudatorio, liderados por la oposición. Los medios de comunicación, atendiendo a su labor de informadores, relataban el panorama, buscando a cada una de las partes, pero a algunos se les fue de las manos. Probablemente el ansia de contradecir al Ejecutivo y hacer ver que sus decisiones son siempre un garrafal error, hace que leamos "noticias" como esta:
LA RAZÓN pone a prueba una de las medidas «estrella» del Gobierno: A 110 por hora, un vehículo gasta 0,3 litros más en un trayecto de 100 km.


Portada de "La Razón" el 5 de marzo de 2011
Fuente: La Razón

El periódico "La Razón", considerado prensa seria y profesional, ofrecía el 5 marzo esta información rebatiendo la idea del Gobierno de que la disminución de velocidad a 110 kilometros por hora iba a redundar en un ahorro energético y económico, como el propio Rubalcaba afirmó: "Lo hacemos para ahorrar petróleo, un 15% en gasolina y 11% en gasóleo. Estamos hablando de una medida que pretende reducir el consumo de carburantes".

Su tesis, es tan clara como su manipulación, así lo expresan desde el titular: "A 130 por hora se consume menos". Nada más leerlo las alarmas del sentido común se disparan, ¿cómo puede ser? Pero, ¿qué mejor forma de demostrarlo que haciendo una prueba "in situ"?, debieron de pensar en la redacción del periódico. La conclusión extraída del "experimento" fue tan contundente que no pudieron evitar incluirla en la portada de ese día. Además, el texto no tiene desperdicio:
Las pruebas realizadas por el equipo técnico de LA RAZÓN no ofrecen ninguna duda. El consumo de un automóvil no depende  de la velocidad, sino de la utilización del motor en el llamado par óptimo, en el que el vehículo avanza con el menor esfuerzo. En un automóvil de motor medio, a 130 km/h conseguimos consumos más moderados que a 110 y a 120. Otra de las conclusiones es que una conducción económica puede conseguir ahorrar aproximadamente litro y medio cada cien kilómetros. En cualquier caso, las diferencias de consumo entre 110 y 120 por hora suponen, en el mejor de los casos, un ahorro de 0,4 litros cada cien kilómetros. Es decir, un ahorro de dos litros de combustible en un trayecto entre Madrid y Sevilla. Pero, a cambio, se pierde media hora. A 130 por hora, el ahorro sería de 3,5 litros y se tardaría una hora y cuarto menos en recorrer  dicha distancia.
Para empezar, las pruebas que argumentan desde el periódico que han realizado, no tienen ningún tipo de validez, no siguen unos parámetros científicos de los que se puedan extrapolar unas conclusiones verídicas, por ello sus conclusiones carecen de validez, pero en todo momento nos tratan de convencer de lo contrario, "no ofrecen ninguna duda". Parece más una apuesta de andar por casa entre dos vecinos que un argumento para mostrar su posición, e ideología, acerca de la decisión del Gobierno.
Resulta hasta cómico leer que las pruebas han sido realizadas "por el equipo técnico de LA RAZÓN", intentando dar con ese "técnico" cierto aire de "sabemos los que hacemos", pero pocas líneas más abajo descubrimos que quién conforma ese equipo "técnico", de lo dicho tiene poco:
La prueba de consumo fue llevada a cabo por dos miembros de la redacción de LA RAZÓN: Erik Montalbán, redactor de Sociedad, representaba a un conductor medio, usuario habitual de un automóvil; Carlos de Miguel es redactor jefe de información de Motor y especialista en conducción económica.
Si en algo de lo que en "La Razón" explican estoy de acuerdo es que en el consumo de carburante del coche influye "la utilización del motor" y "una conducción económica", desde luego, pero el ahorro, también viene de la velocidad algo con lo que ellos no comulgan: "el consumo de un automóvil no depende  de la velocidad". La Agencia Internacional de la Energía (IEA) publicó en 2005 un informe, "Saving oil in a hurry", en el que afirmaba que el consumo óptimo de un coche se produce a 90 kilómetros por hora.
Y no solo eso sino que factores como: el tipo de coche, su aerodinámica, la carga que tenga el mismo, el estado de los neumáticos, el tiempo meteorológico, el estado de la carretera y del tráfico... influyen en el gasto de carburante en mayor o menor medida. Por todo ello, la prueba realizada es muy limitada en la medición de otros factores que también influyen en la ecuación velocidad-consumo como para determinar que a mayor velocidad se obtenga un menor consumo.

Además, como ya he comentado, el tipo de coche es importante para determinar el gasto de carburante, cada coche, según su motor y especificaciones técnicas, tiene un promedio de gasto que se verá modificado ligeramente por los factores anteriormente descritos. En este sentido es importante observar con que tipo de coche se hacen las pruebas que determinan que a 130 se consuma menos.
Los redactores de "La Razón" posan junto a los elegidos, cual anuncio descarado, la estampa bien recuerda una burda promoción:


Una de las fotografías que ilustra la información de "La Razón"
Fuente: La Razón

Para la prueba de ciudad han optado por un Fiat 500, que aparte de lo inútil de esta prueba para las conclusiones demostradas, probablemente la elección haya sido al revés, de la marca al periódico. El argumento de esta prueba únicamente ensalza las funcionalidades del vehículo en cuestión, sin olvidarse, como no, de mencionar marca y modelo (con foto incluida como hemos visto) por si le interesa a algún lector:
El primer recorrido se realizó por ciudad con el Fiat 500. Un vehículo que se mostró especialmente eficaz gracias al empleo de un sistema «stop/start» que detiene el funcionamiento del motor cuando el vehículo se detiene ante un semáforo o en un embotellamiento. Al presionar el embrague de nuevo para introducir la primera velocidad, vuelve a ponerse en marcha automáticamente.
Sin lugar a duda para mí, no es más que una promoción vestida de información, y mucho me temo que con el otro vehículo ocurre lo mismo. La prueba de carretera se hace con el nuevo Chevrolet Orlando, y digo "nuevo" porque así lo es. Un coche "a la venta a principios de 2011" como cuentan en su página web, por lo que lleva menos de tres meses en el mercado y desde "La Razón" nos lo "venden" como "El coche de cualquier familia":
Las pruebas de carretera fueron efectuadas con un coche de tipo medio. Un Chevrolet Orlando con motor de 2,0 litros y una potencia de 163 caballos. Un modelo de siete plazas no especialmente aerodinámico. El coche de cualquier familia.
Perdónenme que ponga en duda, que este coche de siete plazas y 163 caballos, con un precio en el mercado de entorno a los 24.000 euros, sea "el coche de cualquier familia", incluido todo lo rimbombante y marketiniano de la expresión, y mucho menos "un coche de tipo medio", según alegan desde el periódico. Personalmente lo veo bastante alejado del Seat Ibiza, el turismo más comprado en España el pasado año.

Tras el análisis, la conclusión es obvia, la información que presenta "La Razón" no solo no tiene ninguna validez demostrable sino que se viene abajo como un castillo de naipes. Carece del más absoluto sentido común, ya que aunque disminuir la velocidad en 10 kilómetros por hora en autovías y autopistas, no va ha suponer un notable ahorro energético, es evidente que aumentar la velocidad mucho menos. La "noticia", únicamente responde a sus intereses ideológicos y su exaltada función editorializante con sus lectores, olvidando el rigor profesional con el que deberían actuar.

Lamentablemente no estamos ante la única ocasión. Aprovecho para mencionar brevemente otra noticia, por resultar de la misma temática. En esta ocasión, y ante los datos reales, "La Razón" le da una vuelta a la información precisamente una vez más para atacar al Gobierno:
La nueva limitación de velocidad a 110 por hora no ha resultado efectiva para reducir el número de muertos, al menos en el primer fin de semana desde que ha entrado en vigor. Así lo demuestran las cifras facilitadas por la propia Dirección General de Tráfico, que reconoce un total de quince muertos entre el viernes y el domingo pasados, es decir, tres víctimas más que los doce que se registraron el fin de semana anterior, en el que estaba vigente la limitación de velocidad a 120 por hora.

Como decía, los datos son los que son, desgraciadamente, y eso no es lo que me llama la atención, si lo hace la primera frase: "La nueva limitación de velocidad a 110 por hora no ha resultado efectiva para reducir el número de muertos, al menos en el primer fin de semana desde que ha entrado en vigor". Pero, que yo recuerde, la reducción de velocidad no tenia por objetivo aumentar la seguridad, sino minimizar el consumo, la seguridad no es la que provoca esa modificación de la ley, aunque se pudiese ver beneficiada.
Así se explica en el BOE el Real Decreto 303/2011:
Razones diferentes a las relacionadas con la siniestralidad pueden exigir el establecimiento de determinados límites de velocidad que permitan conseguir objetivos en otros ámbitos o áreas no relacionados con la seguridad vial. Es el caso de la reducción del consumo de energía. La coyuntura internacional y la evolución del precio del petróleo ponen de manifiesto la necesidad de adoptar medidas encaminadas a la reducción del consumo de combustible.
Ahora bien, si leemos el primer párrafo de la noticia de "La Razón":
Si realizamos el cálculo tomando los fallecidos durante los días de la semana fuera de los festivos, y los comparamos con los mismos días de la misma semana del año anterior, el saldo es también demoledor para quienes mantienen que, a menor velocidad, menos muertos. Mientras que el lunes 7 no se registraron muertos en las carreteras, frente a los 3 del año pasado, las cantidades se invierten en los siguientes días: el martes hubo tres muertos más, el miércoles otros tres más y el jueves, dos más comparándolos con los que se produjeron en los mismos días de la misma semana del año pasado. En el cómputo general de la semana, los fallecidos son cuatro menos en este año.
Me quedo perpleja y no es para menos, ¿qué pasa? ¿otra vez haciendo cálculos, pruebas y demás experimentos? Por favor, estamos hablando de víctimas y accidentes de tráfico, creo que las estadísticas y los cálculos no pueden responder. En estas situaciones cada caso es un mundo, y de un año a otro hay muchos condicionantes que pueden cambiar como para determinar que una variación en el límite de velocidad de 10 kilómetros por hora influya.

En resumen, aunque es este caso sean informaciones de "La Razón" las analizadas, más nos vale, si queremos estar bien informados, observar con espíritu crítico lo que nos cuentan los medios que muchas veces olvidan su importancia en favor se sus intereses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...